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 Par Biomagnético


Antecedentes:
Cada uno de nosotros estamos cotidiana y permanentemente influenciados por campos electromagnéticos; el hecho mismo que encierra el  ser pobladores del planeta tierra, el cual en sí  es un imán gigantesco. Ya desde tiempos remotos, el hombre ha sabido qué rocas en la región de Magnesia, en la región del Asia menor, poseían cualidades magnéticas. De esta región deriva el nombre de los fenómenos provocados por estas rocas como “magnetismo” y todas las fuentes de las que emanan estas fuerzas, se conocen con el nombre de magnetos.

Los magnetos o imanes, a los que también se les conoce como  imanes permanentes para diferenciarlos del electroimán, que mantiene sus propiedades magnéticas únicamente mientras permanece conectado a la corriente eléctrica, han demostrado sus beneficios para el tratamiento de dolencias y son útiles para mejorar el dolor y la rigidez muscular.


El cuerpo humano flota en un mar de campos magnéticos, tales como el de la tierra, la luna, el sol y otros cuerpos astrales interestelares. El cuerpo está constituido por sustancias magnéticas; cada célula y átomo del cuerpo es un dínamo magnético pequeño. Los campos magnéticos que genera el cuerpo son minúsculos y se miden con aparatos llamados squids. El campo terrestre es 100 mil veces más potente que el del cuerpo y somos tan dependientes de sus campos, que los astronautas deben generarlos artificialmente para mantener la salud.

En acupuntura se utilizan imanes como tratamiento posterior a la aplicación de agujas, ya que continúan ejerciendo un efecto tanto estimulante como analgésico, dependiendo del polo y manejo empleados, sobre los puntos acupunturales elegidos, así como de sus respectivos meridianos y canales.
Los campos magnéticos ejercen efectos sobre el cuerpo, tales como:

  1. Sobre la reología (fluidez) de la sangre, ya que los hematíes contienen hemoglobina y ésta alberga en su centro al hierro, que le confiere su tonalidad roja.

  2. Incide en el flujo sanguíneo y el gasto cardiaco

  3. Modulan la respuesta inflamatoria y térmica del cuerpo frente a los traumas e infecciones

  4. Ejerce efectos sobre la bomba de sodio/potasio, por lo que contribuye a la repolarización celular

  5. Imanes terapéuticos pueden modificar la intensidad y la percepción del dolor y contribuir a una analgesia sostenida.

  6. El calcio y los depósitos de lípidos y colesterol oxidado, que contribuyen a la formación de placa en el endotelio vascular lesionado pueden ser disueltos, para que la fase regenerativa se active.

Con estos antecedentes, podemos ahora comenzar a explicar el concepto del par biomagnético, que ha sido descubierto, desarrollado y difundido por el Dr. Isaac Goiz Durán, el cual no tiene nada que ver con la colocación de imanes de diversa índole y potencia en distintas partes del cuerpo de manera aleatoria, o enfocándose a una cierta zona del cuerpo que pudiera presentar alguna afectación. Se trata de la colocación de imanes de una potencia mayor a 1000 gauss, utilizando el polo positivo y negativo de un par de imanes (de ahí el nombre de par biomagnético) en regiones específicas del cuerpo ampliamente estudiadas, para neutralizar el pH, e impactar y destruir bacterias, virus, hongos, parásitos y otros patógenos. Por ello cuando se mencionan  diversos artículos como cinturones, plantillas, colchas, mascarillas, etc. Se pueden confundir los alcances y beneficios en la salud del paciente, ya que el par biomagnético está científicamente comprobado, a diferencia de estos productos, cuyos beneficios pueden ser de tipo anecdótico o incluso en el mejor de los casos, los beneficios suelen ser pasajeros mientras el imán permanece en contacto con el cuerpo.


El pH del cuerpo es una medida que nos ubica dentro de un rango de acidez y alcalinidad, en donde el valor más ácido es 1 y el más alcalino es 14. Esto quiere decir, que el jugo de limón tendría un pH alrededor de 2.5, el jugo gástrico de 2.0 y el bicarbonato de sodio de 12. Dentro del cuerpo, existe un equilibrio muy estrecho para mantener nuestros fluidos corporales vitales dentro de un pH de 7.35, y existen mecanismos altamente eficaces para mantener el pH dentro de este rango; sin embargo, cuando por desajustes en nuestro interior, que pueden iniciarse con un trauma, una enfermedad reciente, una condición crónica o un estado tóxico, este pH se desajusta, y sobrevienen estados de acidez o alcalinidad permanentes que el cuerpo no puede compensar con eficacia, y esto nos lleva a la proliferación de estos patógenos ya descritos.


El par biomagnético, manejado adecuadamente por manos adiestradas, puede devolver a estas zonas del cuerpo al equilibrio, destruyendo a cualquier patógeno por la vía de la lisis de su cápside (virus) o pared celular (bacterias) sin la utilización de drogas o procedimientos invasivos.  Esto nos proporciona una enorme ventaja sobre los tratamientos tradicionales, es altamente eficiente y económico, y en muchos casos solo son necesarias de 1-2 sesiones para establecer nuevamente el equilibrio. Sin embargo, también es importante aclarar, que en algunas ocasiones son necesarias un mayor número de sesiones, sobretodo para pacientes con padecimientos graves o de larga evolución.


En la actualidad, se proponen 8 grupos de pares biomagnéticos

  1. Pares regulares: Agrupan a las patologías comunes soportadas por una sola entidad microbiológica (virus, bacteria, hongo, parásito).
  2. Pares especiales: Disfunciones de órganos y sistemas sin la presencia de microorganismos patógenos
  3. Pres disfuncionales:  específicamente de secreción glandular
  4. Pares complejos: patologías que abarcan otros sistemas o tejidos, dada la resonancia que se ha descubierto entre un virus y un hongo (estados de hiperacidez).
  5. Reservorios: Alojamiento o residencia permanente de un patógeno en un determinado tejido por tiempo indefinido
  6. Pares temporales: Se presentan por traumas recientes y ceden una vez inicia la fase resolutiva o de convalecencia del paciente
  7. Asociados: Infinitos en número, pero que definen las patologías crónica degenerativas, sindromáticas, tumorales y en general, a los desequilibrios que no se ajustan por causa de un solo microorganismo
  8. Recíprocos: Pares que tienen doble carga en cada polo